Las benzodiacepinas son un grupo de medicamentos que se utilizan extensamente en medicina con múltiples finalidades. A pesar de que son tratamientos muy efectivos pueden, a su vez, producir importantes complicaciones por sus efectos adversos y su riesgo potencial de dependencia.
El informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones de 2021 llevado a cabo por la Delegación del Gobierno para el plan nacional sobre drogas pone en relieve el problema que existe en España con el excesivo consumo de benzodiacepinas, especialmente en mujeres adultas. Algunos datos extraídos de este informe son:
- 645.000 personas en España empezaron a consumir hipnosedantes, entre los que predominan las benzodiacepinas.
- Casi una de cada tres mujeres de entre 35 y 64 años reconocen haber consumido hipnosedantes alguna vez.
- Más del 22% de la población de entre 15 y 64 años ha consumido hipnosedantes alguna vez (la cifra más alta registrada desde 2005)
- Un 6,4% de la población de entre 15 y 64 años los ha consumido diariamente en el último mes, el doble que en 2007.

Dr. David López Gómez. Psicoterapeuta y psiquiatra en Madrid. Director y fundador de mente A mente
¿Para qué se prescriben las benzodiacepinas?
Las benzodiacepinas son fármacos ansiolíticos, hipnóticos, anticonvulsivos, relajantes musculares y, en ocasiones, también inductores anestésicos. Se trata de medicamentos que se venden con receta médica en todo caso. El uso más habitual y el que más problemas puede ocasionar es del tratamiento de la ansiedad y el insomnio.
Origen de las benzodiacepinas
Históricamente el ser humano ha buscado sustancias que pudieran calmar rápidamente su ansiedad. Antes de que existieran los medicamentos, se utilizaba el alcohol y algunas plantas medicinales con este propósito. En el siglo XIX se popularizó el opio, por ejemplo.
El primer medicamento ansiolítico se sintetizó en 1902 por el alemán Emil Fischer y con el que fue galardonado con el premio Nobel de química. El compuesto que sintetizó pertenece a la familia de los barbitúricos y se conoce con Barbital. Los barbitúricos fueron los ansiolíticos por excelencia hasta los años 60, cuando se comercializaron las benzodiacepinas.
La primera benzodiacepina, el Clordiazepóxido, se comercializó en 1957, convirtiéndose en la mejor alternativa a los barbitúricos. Las benzodiacepinas tienen menos efectos adversos que los barbitúricos, y además son más seguras en sobredosis y tienen menor potencial adictivo.
Actualmente, disponemos de infinidad de benzodiacepinas comercializadas, siendo las más conocidas: Trankimazin ®, Lexatin ®, Valium ®, Tranxilium ®, Orfidal ®, Noctamid ® o Rivotril ®.
¿Cómo se hace una persona dependiente a las benzodiacepinas?
Si bien cada persona tiene un recorrido diferente y unos motivos diferentes por los que empezaron a tomar benzodiacepinas, es cierto que hay algunos factores comunes a todas las adicciones a benzodiacepinas. Estos factores se podrían resumir en:
- Tienen un efecto tranquilizador que muchas personas consideran agradable.
- Ayudan a dormir con mucha facilidad.
- Este efecto aparece a los pocos minutos de haberse administrado el fármaco, habitualmente treinta minutos.
- El efecto es limitado en el tiempo, entre cuatro y doce horas habitualmente.
- Puede haber un efecto rebote de la ansiedad una vez que el efecto se ha pasado.
- Con el tiempo (semanas o meses) se desarrolla lo que conocemos como tolerancia. Este fenómeno de tolerancia implica que la persona necesita cada vez una dosis mayor para producir el mismo efecto.
- Son baratos.
- En algunos casos, se prescriben por médicos de forma indefinida o, al menos, demasiado prolongada en el tiempo.

Teniendo en cuenta estos factores, podemos encontrar personas que se hacen dependientes a las benzodiacepinas porque un día se las prescribieron para tratar un insomnio puntual y se quedó el tratamiento residual en su receta electrónica.
Puede ocurrir también en personas que sufren de ansiedad y no reciben un tratamiento adecuado con otro tipo de medicación o con psicoterapia. Incluso, podría suceder en personas que conscientemente persiguen las sensaciones que las propias benzodiacepinas les producen a modo de consumo recreativo, como ocurre con algunas drogas.
Síntomas de la dependencia a las benzodiacepinas
El principal síntoma de la dependencia a las benzodiacepinas consiste en la incapacidad de parar de consumir benzodiacepinas durante varios meses seguidos.
Esto aparece con más frecuencia en personas predispuestas genéticamente (con antecedentes personales o familiares de adicción a otras sustancias), en personas que han tomado benzodiacepinas durante largos periodos de tiempo, a altas dosis o mezclando varias benzodiacepinas a la vez o con alcohol.
Estas personas suelen haber ido incrementando gradualmente la dosis diaria de la benzodiacepina problema, ya sea tomando más número de pastillas en cada toma o haciendo cada toma más frecuente.
Es posible que hayan intentando suspender o reducir la toma de estos medicamentos por su cuenta, pero les haya sido imposible. Tampoco es infrecuente que oculten a médicos y familiares el consumo real que hacen de estos medicamentos.
Pueden llegar a presentar un síndrome de abstinencia si pasan varias horas o unos pocos días sin tomar su dosis habitual. Este síndrome de abstinencia consiste en ansiedad extrema, inquietud motora e insomnio, principalmente, aunque podría ser mucho grave especialmente cuando se combina con otras sustancias.
Consecuencias de la dependencia a benzodiacepinas:

Las personas con una dependencia a las benzodiacepinas pueden ver mermada su calidad de vida de forma muy significativa.
Su rendimiento laboral o académico puede verse muy reducido por cómo afectan las benzodiacepinas al estado de alerta, la atención, la concentración y la memoria.
Los reflejos también se ven muy afectados, así como la coordinación. Por tanto, son más frecuentes los accidentes, tanto domésticos como de tráfico, y las caídas.
Como la coordinación se puede ver afectada, no es infrecuente que la persona tenga una marcha inestable o balbucee al hablar.
El riesgo de caídas es un 40% mayor para personas mayores de 60 años que toman benzodiacepinas frente a las personas que no las toman.
Se ha llegado a constatar un deterioro cognitivo asociado al consumo crónico de benzodiacepinas que se resuelve solo parcialmente cuando se interrumpe su consumo.
Diagnóstico de la dependencia a benzodiacepinas
El diagnóstico de la dependencia a las benzodiacepinas lo debe realizar un psiquiatra, ya que este es el especialista que puede realizar un diagnóstico adecuado del tipo de ansiedad del paciente y que puede recomendar un tratamiento más adecuado.
Además, es el profesional que daría las pautas sobre cómo poder reducir la dosis de la benzodiacepina que esté tomando, ya que existen estrategias específicas. En algunas ocasiones, el psiquiatra podrá apoyarse en un psicólogo clínico para complementar la intervención con el paciente.
Tratamiento de la dependencia a las benzodiacepinas
Como decíamos anteriormente, el tratamiento de la dependencia a las benzodiacepinas lo debe realizar un médico especialista en psiquiatría. El primer paso sería el de evaluar al paciente y establecer un diagnóstico que ayude a comprender cómo llegó a la situación actual.
Posteriormente, se implementarán estrategias psicoterapéuticas y farmacológicas que ayuden al paciente a deshabituarse del fármaco que tantos problemas le ha generado.
Pronóstico de la dependencia a benzodiacepinas
El pronóstico de la dependencia a las benzodiacepinas es generalmente bastante bueno una vez que el paciente se responsabiliza de su situación y acepta la ayuda de un profesional experimentado y cualificado.
Sin embargo, por desgracia, muchas de estas personas viven su adicción en la sombra y no suelen consultar su situación con un especialista.

Prevención de la dependencia de benzodiacepinas:
La información y la psicoeducación son las dos herramientas principales para prevenir la dependencia a las benzodiacepinas. La información debe facilitarse no solo a la población general, sino también a los médicos prescriptores.
La población debe entender el potencial riesgo de abuso y de dependencia de estos fármacos cuando se automedican o no cumplen correctamente con la pauta de su médico.
Mientras que, los médicos, deberían tener muy en cuenta este riesgo y limitar las prescripciones de las benzodiacepinas a las personas que verdaderamente lo necesitan, como se hace en la mayoría de los casos.
Lo que sí podría mejorar todavía mucho por parte de los médicos es el informar a los pacientes de los riesgos de estos medicamentos, explicándoles que va a ser un tratamiento limitado en el tiempo a unas pocas semanas (explicitando el número exacto con el paciente) y explicándoles cómo se debe hacer la reducción de la dosis
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