Cómo ayudar a una persona con depresión

La depresión afecta a millones de personas en todo el mundo. Descubre más información sobre los signos, síntomas y tratamientos de esta enfermedad mental.

¿Qué es la depresión?

La depresión es una enfermedad que es capaz de incapacitar a las personas que la padecen, aislándolas paulatinamente y, posteriormente, perdiendo la capacidad de relacionarse con los demás, sus actividades normales del día a día e incluso su vida.

La depresión se encuentra entre las enfermedades mentales más comunes, siendo 1,5 veces más frecuente que cualquier tipo de cáncer.
Los posibles intentos de suicidio son una de las consecuencias más graves de la evolución de la depresión, pero hemos de tener en cuenta que las causas de estos intentos generalmente no se limitan a una sola causa.

Entre los muchos factores que intervienen en el desarrollo de la conducta suicida se encuentran factores biológicos, políticos, psicosociales y socioeconómicos.

¿Cuáles son los síntomas de la depresión?

Algunos de los síntomas comunes de la depresión incluyen los que se enumeran a continuación. Hay que tener en cuenta que no siempre se manifiestan todos a la vez, y que no todos tienen que estar presentes:

• Tristeza generalizada
• Bajo ánimo
• No tener ganas de hacer nada
• No tener energía suficiente ni para levantarse de la cama
• Cansarse fácilmente, con cosas que antes se hacían sin ningún problema
• Pensamientos negativos o catastrofistas (no tienen por qué ser solamente sobre la muerte sino sobre enfermedades, el dinero, catástrofes naturales…)
• Sentimientos de culpa
• Sentimientos de fracaso
• Problemas para retener información nueva o para recordar cosas que antes se hacían con frecuencia
• Despistes y olvidos frecuentes
• Llanto desconsolado en algunos momentos del día
• Sensación de vacío interior
• Sensación de embotamiento mental, que impide pensar con claridad
• Dificultades para distraerse viendo la televisión, escuchando música o leyendo
• Ideas de muerte o de que la vida no tiene sentido
• Pensamientos de ser una carga para los demás
• Aislamiento de su entorno: abandono de las reuniones familiares, de las quedadas con amigos…
• No tener ganas de salir a la calle ni de que los conocidos le vean o le pregunten cómo está
• Abandono de actividades que antes hacían con frecuencia, ya sea de ocio, de trabajo…
• Pérdida del apetito y disminución de peso

¿Qué tipos de depresión hay?

Dentro de la depresión, podemos encontrar diferentes maneras de presentación: depresión endógena, depresión reactiva, depresión atípica, depresión mayor, depresión psicótica, depresión catatónica y depresión posparto.

Por su prevalencia, hemos de destacar también la distimia, que es un tipo de trastorno depresivo unipolar estacionario que es análogo a la depresión unipolar en su incidencia generalizada, pero los síntomas con los que se manifiesta son menos graves y de mayor duración (generalmente, la distimia dura más de dos años). La psicoterapia y los antidepresivos son generalmente el tratamiento para la distimia.

Diagnóstico de una depresión

La depresión se diagnostica con una entrevista clínica realizada por un profesional de la salud mental en la que hará una evaluación exhaustiva de los síntomas que presenta la persona y valorará cómo estos síntomas interfieren en el día a día de la persona.

El trastorno depresivo mayor se clasifica porque el sujeto debe presentar cinco (o más) de los siguientes síntomas durante al menos dos semanas y deben afectar las actividades habituales del paciente:

Test de depresión

También se pueden utilizar test para evaluar la depresión, su principal utilidad es poder ver la evolución de los síntomas de la depresión que presenta la persona.

La identificación temprana de los síntomas depresivos es crucial ya que de esa manera se puede evitar que la depresión se cronifique o tenga un peor pronóstico y una evolución más lenta. Además, los episodios de depresión que no se tratan pueden dar lugar a que durante su evolución aparezcan pensamientos de muerte.

¿Y si yo tuviese depresión?

Si necesitas asesoramiento sobre la depresión, consulta a un especialista para obtener más información. Si tienes depresión o crees que puedes tenerla, debes buscar ayuda profesional.

Puede ser difícil comenzar con el asesoramiento una vez que se ha desarrollado una depresión, y muchas personas esperan varias semanas o meses antes de obtener ayuda. La mayoría de las personas se sienten culpables por tener una depresión y piensan que tiene que ver con que tienen pocos recursos personales para “ser fuerte”, en vez de aceptar que es una enfermedad como podría ser una apendicitis o un infarto.

Cuanto más tarde se reconozca la depresión, más tiempo llevará recuperarse y es probable que el tratamiento tanto farmacológico como psicoterapéutico sea más prolongado en el tiempo.

Posibles tratamientos de la depresión

La depresión se puede tratar tanto con métodos psicológicos como farmacológicos. Ambos enfoques funcionan cuando se dan de manera simultánea y con estrecha colaboración entre los diferentes profesionales para ayudar al paciente a recuperarse completamente.

El tratamiento de la depresión debe iniciarse una vez que la persona identifica los primeros síntomas, para que los medicamentos inicien efecto lo más rápido posible y la terapia pueda ser más incisiva.

Muchas personas creen que al comenzar la terapia para la depresión, están admitiendo algún fracaso de su parte. Esta es una opinión distorsionada porque la depresión no se elige y no se correlaciona con avanzar o luchar con algo, ni tampoco con la fortaleza mental de la persona, sino que es una enfermedad.

Afortunadamente, cada vez son más las personas que buscan ayuda y vemos avances en la percepción de la depresión, pero aún tenemos un largo camino por recorrer.

Ayudar a una persona con depresión

Si ves a una persona de tu entorno que parece estar sufriendo depresión, lo mejor que puedes hacer es acompañarla en este momento delicado de su vida y ofrecerle la posibilidad de acudir a un profesional de la salud mental para que le pueda evaluar.

Las personas que sufren de depresión a menudo son muy reticentes a consultar a los profesionales de la salud mental, ya que temen, por una amplia gama de razones, ser juzgados por su entorno o por la sociedad, o por los propios profesionales.

¿Qué no se debe decir a alguien con depresión?

No debemos quitar importante a los síntomas de depresión que presentan las personas que se encuentran deprimidas, nosotros no podemos saber cómo se están sintiendo y seguramente la persona está luchando mucho para intentar aparentar encontrarse mejor de lo que en realidad se siente.

Muchas veces nos sentimos nerviosos cuando estamos con alguien que tiene depresión porque no sabemos cómo actuar, y esta inquietud nos hace cometer muchos errores sin querer causar ningún daño.

Es importante tener en cuenta que hemos de evitar decir frases como:

• Lo que tienes que hacer es salir de casa
• No parece que tengas una depresión
• Si haces deporte vas a encontrarte bien
• Lo que no puede ser es que estés todo el día en la cama
• No puedo ayudarte si no me hablas más
• Tampoco es para tanto lo que te pasa
• Mira X, ése sí que tiene problemas y no lo tuyo

¿Por qué no aceptamos la depresión?

Vivimos en una sociedad que nos ha condicionado desde la infancia, que la felicidad es obligatoria. Lo vemos impuesto en todos los sitios donde miremos. Y además, no nos enseñan a saber cómo ser emocionalmente inteligentes en el colegio, y en las familias muchas veces tampoco tienen los suficientes recursos emocionales para ello.

Diariamente nos bombardean con mensajes positivos en todas partes: en las redes sociales, en la publicidad, en los productos de papelería, etc.

Y es cierto que debemos hacer todo lo posible para ser felices y alcanzar el bienestar emocional, pero nada depende totalmente de nosotros.

Esto hace que muchas personas piensen que la enfermedad no es una depresión, sino una derrota personal, lo que genera sentimientos de minusvalía, que son similares a los de la pérdida del valor personal, y todo da lugar a un empeoramiento anímico de la persona.

Por eso hemos de tener siempre en cuenta que la depresión es una enfermedad, no una debilidad. Y que la persona no la elige.

Al igual que el cáncer, la hipertensión arterial, la gripe o la neumonía, la depresión es una enfermedad y por tanto requiere un tratamiento especializado; por esto, no debemos sentirnos culpables.

Las enfermedades se tratan, en lugar de ocultarlas. Veamos un ejemplo de una enfermedad, como el cáncer de mama: por lo general, si te diagnostican esta enfermedad, seguramente dejes todo lo que estás haciendo para ponerte en manos de especialistas y recibir el tratamiento adecuado.

En el caso del cáncer, un paciente puede considerar tratamientos quirúrgicos, radioterapia y/o quimioterapia, además de tomar descansos de varios aspectos de la vida para poder enfocarse en recuperar su salud. Lo mismo puede decirse también de alguien que se fractura la cadera.

Entonces, si nos aseguramos de tratar las enfermedades físicas… ¿por qué no hacer lo mismo con los problemas de salud mental? No es ser débil, sino todo lo contrario, es darnos cuenta de que algo no va bien y buscamos soluciones para ello. Es creer en ti y en tu capacidad de recuperación.