¿Alguna vez te has planteado cómo afrontamos las situaciones más difíciles de nuestras vidas? ¿Cómo respondemos a sucesos traumáticos como el fallecimiento de un ser querido, el desempleo, una enfermedad grave u otros eventos catastróficos? Si alguna vez has vivido o presenciado alguna situación de este tipo, habrás visto que no todo el mundo reacciona igual. ¿Te has planteado por qué?
Normalmente, las personas logramos adaptarnos con el paso del tiempo a aquellos eventos más o menos traumáticos que pueden cambiar de manera drástica nuestras vidas. En estos casos, la capacidad de ser resilientes es lo que nos va a permitir adaptarnos y superar en mejor medida dichas situaciones.
Pero vamos a comenzar por entender bien qué es la resiliencia y luego veremos algunas claves para desarrollarla de manera efectiva.

Esmeralda Salinas Rodríguez psicóloga en Las Rozas (Madrid) especializada en ayudar a mujeres de todas las edades a liberarse de la ansiedad y la tristeza, además de descubrir y activar sus recursos internos.
Qué es la resiliencia
Cada vez es más frecuente escuchar este término en nuestra vida diaria. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, era un concepto físico proveniente del latín (resilio, -ire saltar hacia atrás-), cuyo único significado era la “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido” (RAE),
En lo que al campo de la Psicología respecta, aunque el término de resiliencia ha sido definida en múltiples ocasiones por diversos autores, parece que fueron los psiquiatras M. Rutter y B. Cyrulnik, inspirados en el concepto físico de resiliencia anteriormente citado, los que introdujeron el término a la Psicología para denominarla con dos definiciones complementarias:
- La habilidad de las personas de superar la adversidad, tragedias o acontecimientos fuertemente traumáticos.
- La capacidad de recuperación y de seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel superior con el desarrollo de recursos desconocidos por la persona, pese a las circunstancias difíciles o traumáticas por las que se haya atravesado.
En este caso, es como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en estas personas recursos cuya existencia desconocían y en este sentido, el concepto de resiliencia sería también equivalente al término “crecimiento postraumático” ampliamente utilizado en Psicología.
Por tanto, podemos hablar de que una persona es resiliente cuando se ha visto sometida a circunstancias vitales estresantes o a factores biológicos adversos (tragedias, duelos, problemas familiares, enfermedades graves, situaciones laborales estresantes, etc.) y ha sido capaz de hacerles frente, superarlas o incluso ser transformada por ellas. La resiliencia por tanto se va ejercitando en un proceso que requerirá esfuerzo y tiempo

Si deseas saber si eres suficientemente resiliente, existen distintos métodos de evaluar dicha habilidad. Uno de ellos es el cuestionario de resiliencia (CD-RISC, Connor y Davidson, 2003).
Entre otros elementos, esta escala aborda los conceptos de capacidad de compromiso, desafío, autoeficacia, conductas orientadas a la acción, resistencia al malestar, optimismo, espiritualidad o adaptación a situaciones estresantes, entre otras, como elementos fundamentales en torno al desarrollo de la resiliencia.

¿Por qué es importante aprender a ser más resiliente?
Que seas más resiliente no significa que no vayas a experimentar dificultades o dolor. Sentir un fuerte dolor emocional es lógico y normal cuando sufrimos adversidades graves tales como un trauma o una pérdida personal.
Sin embargo, que continúes desarrollando tu capacidad de resiliencia sin duda te va a ayudar a afrontar las adversidades que la vida te depare, manejando mejor el estrés y los sentimientos de ansiedad e incertidumbre.
Según Tedeschi, Park y Calhoun (1998), gracias a tener dicha habilidad más fortalecida, puedes desarrollar, entre otros cambios positivos:
- Mayor apreciación del valor de la vida.
- Más esperanza o sentido de que la vida brinda nuevas posibilidades.
- Incremento de la fortaleza personal.
- Fortalecimiento de las relaciones personales.
Cómo ser más resiliente
A veces la vida nos trae una serie de problemas, de mayor o menor envergadura, que nos hacen creer que resolverlos de manera adecuada es una tarea prácticamente imposible.
Muchas otras veces también cargamos con demasiado peso en nuestras mochilas emocionales y pese a que tratemos de eliminar todas y cada una de esas fuentes de malestar, a veces esto no nos funciona porque siguen estando, tanto en la vida personal como en el trabajo. En estos casos, la resiliencia es una buena aliada.
M. Seligman, el padre de la Psicología positiva, desarrolló el modelo PERMA, en el cual identifica 5 aspectos que contribuyen a crear bienestar, reducir el estrés y la ansiedad y, en definitiva, desarrollar la resiliencia.
Te propongo ahora que pasemos a ver con más detalle cada una de estas 5 dimensiones y hagas los ejercicios que te explico a continuación como método para seguir fortaleciéndolas:
1 – Emociones positivas:
Las emociones son reacciones con valencia positiva (que nos general bienestar) o negativa (nos generan malestar), que vienen determinadas por la manera en que interpretamos una situación.
Desarrollar emociones “positivas” como la alegría, la gratitud o la satisfacción va más allá de solo tener sensaciones placenteras: cultivarlas te va a abrir la mente, te van a ayudar a sobreponerte a momentos difíciles y complejos e incluso, salir fortalecida de ellos.
Por tanto, aquí, vamos a aumentar las emociones positivas, no para camuflar las negativas, sino para ser utilizadas como un instrumento para vencerlas.
Te propongo ahora el siguiente ejercicio: piensa en tres puertas que se te cerraron en el presente o en un tiempo remoto.
Date un momento para escribirlo y después anota también qué otras tres puertas se te abrieron ¿qué reflexiones sacas sobre ello?

2 – Entrega:
Según Seligman, se trata de un compromiso que debes realizar contigo mism@ para aumentar el tiempo que dedicas a todas aquellas actividades en las que te sientas tan involucrada que entras, plenamente en el momento presente, en una especie de «flujo» (o estado de flow) en el que el espacio y el tiempo parecen detenerse.
Por ello, te propongo ahora el segundo ejercicio: haz una lista de las actividades que te suelan hacer entrar en flow y tras ello comprométete a realizar semanal o mensualmente alguna de estas actividades que te permiten fluir.
3 – Relaciones positivas:
Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza y por ello, sentimos la necesidad de estar en contacto y conexión con los demás.
Por tanto, como seres sociales, una de las insustituibles fuentes de bienestar y satisfacción son las relaciones, ya que estar constituyen una fuente de apoyo y protección.
Tener relaciones satisfactorias es necesario para un adecuado desarrollo, por lo que debemos cuidar las personales y laborales.
Dentro de este factor, debemos incluir también la mejora de nuestras habilidades y herramientas sociales.

4 – Sentido:
Este punto se trata de que encuentres un sentido y significado a la vida que vaya más allá de ti mism@ y de tus propios objetivos individuales: ¿Cuál es tu papel en el mundo y qué le puedes dar tú al mundo?. utilizar tu energía orientada a uno o varios objetivos con sentido para ti es una fuente de emociones positivas y nos ayuda a superar mejor las dificultades.
De esta manera, todas nuestras metas, nuestros objetivos y nuestros logros, tendrán un trasfondo mucho más trascendental que los dotará de un gran valor social y moral. hay muchas maneras de darle sentido a nuestras vidas. Muchas personas deciden hacer voluntariados, participar en distintas actividades y/o organizaciones, desarrollar determinadas habilidades, etc.
5 – Logros:
Se trata de establecer metas que, conforme vayan siendo alcanzadas, aumenten tu sentido de competencia y tu nivel de autonomía. Mirar al pasado y sentirte orgullosa de haber logrado un objetivo o una tarea te hará sentir más fuerte y segur@. Y, según Seligman, este sentimiento es aún más fuerte cuando los objetivos son intrínsecos, como es el caso del crecimiento personal.
Ahora te propongo que, 10 minutos antes de irte a dormir, escribas tres logros que te salieron bien en el día y por qué se produjeron esos acontecimientos positivos. Haz el ejercicio al menos durante una semana.
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Desarrollar resiliencia es un camino personal que requiere compromiso y trabajo. también debes tener en cuenta que una estrategia para desarrollar resiliencia que funciona para tu amiga puede no funcionarte a ti, y si sientes que no consigues entender y/o gestionar lo que sientes, mi recomendación siempre va a ser que acudas a un@ profesional de la Salud Mental especializad@ en tu problema.
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