Existen relaciones personales que nos marcan especialmente a lo largo de nuestras vidas: la relación con nuestros padres, aquella profesora que nos ayudó a encontrar nuestro propósito o aquel compañero de trabajo que nos hacía continuamente el vacío. Estos son tan solo algunos ejemplos de personas que se cruzan en nuestro camino y que nos influyen de un modo u otro.

Sin embargo, a veces nos olvidamos de que la relación más importante que mantendremos siempre es la que tenemos con nosotr@s mism@s. ¿En cuántas ocasiones te has visto hablándote de manera despectiva? ¿cuántas veces te has comparado con otras personas porque te sentías inferior?

Pues bien, la autoestima y el autoconcepto son dos términos que tienen mucho que decir en cuanto a esto y conocer las diferencias entre ambos te va a ayudar a potenciarlos para tener una relación más equilibrada contigo misma/ a.

Autoestima y autoconcepto
psicologo en Las Rozas

Esmeralda Salinas Rodríguez psicóloga en Las Rozas (Madrid) especializada en ayudar a mujeres de todas las edades a liberarse de la ansiedad y la tristeza, además de descubrir y activar sus recursos internos.

Llegar a distinguir entre la autoestima y el autoconcepto no es sencillo porque, a veces, ambos conceptos se utilizan como sinónimos en el lenguaje cotidiano. Lo cierto es que son etiquetas útiles para conocer la relación que una persona mantiene consigo misma: nos ayudan a entender la forma que tenemos de vernos, de qué manera la opinión de los demás influye en la idea que tenemos de nuestra propia identidad y, en definitiva, como funciona nuestra mente.

Diferencia entre autoconcepto y autoestima

Como acabamos de ver, el autoconcepto y la autoestima son dos conceptos que están fuertemente relacionados. Nos referimos al autoconcepto cuando hacemos una descripción de nosotr@s mism@s que puede englobar cualidades, rasgos, creencias, etc. que hemos ido asumiendo como propias en base a nuestras experiencias vitales y que pueden ser más o menos estables en el tiempo.

“Soy una persona discreta” o “no valgo para hacer bricolaje” son algunos ejemplos. En definitiva, el autoconcepto es la imagen mental que tenemos de nosotros mismos, sin juicios de valor, la cual es fácil de transmitir con palabras y, por tanto, también puede modificarse.

La autoestima, en cambio, es más difícil de expresar con palabras ya que es un término con un componente más emocional y subjetivo. No nacemos con alta o baja autoestima, sino que se va conformando con el tiempo y tiene que ver con cómo nos sentimos con nosotr@s mism@s y con la forma que tenemos de juzgarnos.

Una persona con una autoestima sana también puede tener momentos puntuales donde se sienta insegura, por ejemplo, cuando está en una entrevista de trabajo. Pero en estos casos se tratan de emociones puntuales y no de sentimientos permanentes sobre su valía personal como sucede en los casos donde la autoestima está más afectada.

Diferencia entre autoconcepto y autoestima

Cuando una persona tiene la autoestima baja no se acepta, no se quiere suficientemente y tiene serias dificultades para reconocer y valorar sus cualidades. Hay muchas formas de identificar una baja autoestima.

Una de ellas es la tendencia a compararte con las demás personas en cosas donde te sientes inferior o consideras que no estás haciendo todo perfecto.

Sobre todo, en el caso de las mujeres, también hay más tendencia a juzgar su aspecto físico, trasladando la atención a aquello que se valora más en los demás que en una misma. En definitiva, en muchos casos, compararnos con l@s demás puede ser fuente de frustración en lugar de una fuente de inspiración.

Otra forma para identificar que tenemos baja autoestima y empezar a fortalecerla es tomando pequeñas decisiones cotidianas. Todas las personas que son inseguras, también son indecisas.

Si tiendes a sentirte insegura, tal vez estés buscando tomar la decisión perfecta sin querer renunciar a nada. Por ello, tenemos que valorar qué grado de importancia tienen las decisiones que tenemos que tomar y si no son realmente importantes, aligerar, decidir en base a lo correcto y no a lo perfecto, sabiendo que para ello tendremos también que renunciar a algo.

¿Cómo es quererse a un@ mism@?

El psicoterapeuta Nathaniel Branden describió lo que para él son los 6 pilares de la autoestima en un libro con ese mismo nombre, en el que desarrolla distintos aspectos de la vida que son necesarios trabajar y cultivar para fortalecer el amor propio. De manera resumida, son estos:

  1. Vivir conscientemente, empezando a observarnos a nosotros mismos libres de juicios y tomando conciencia sobre el presente, que es donde sucede la vida.
  2. Aceptación: es decir, la disposición a ser tal y como somos sin “peleas internas” y con la intención de forjar una relación de amistad y compasión con un@ mism@.
  3. Responsabilidad sobre nosotros mismos, aceptando las consecuencias de lo que se dice, se hace o no se hace.
  4. Práctica de la autoafirmación: aprender a respetar nuestros propios deseos, necesidades y valores sin pasar por encima de ellos ni mentir para agradar o no incomodar a los demás.
  5. Tener un propósito: una buena autoestima se basa también en tener objetivos y metas, así como llevar a cabo las acciones necesarias para lograrlas.
  6. Integridad personal: o la coherencia que hay entre mis valores, lo que pienso y mis acciones. Como su propio nombre indica, la integridad “integra” y nos da coherencia, es decir que da estructura a nuestra personalidad y nuestra conducta, haciéndola más razonable.
Autoestima. Quererse a una misma

¿Cómo trabajar psicológicamente la autoestima?

Tener baja autoestima tiene serias consecuencias en la vida de una persona. A veces, se manifiesta en elecciones de parejas inadecuadas, frustraciones en el ámbito laboral, estilos de vida dañinos, una dependencia extrema de las opiniones ajenas, etc.

Estas son cinco ideas prácticas para empezar a mejorar la relación que tienes contigo misma:

1 – Encuentra y analiza el origen de tu baja autoestima:

En mi consulta siempre explico que una de las cosas más importantes para poder cambiar es conocer el origen de lo que me ocurre. Una vez que lo he localizado, ya podré hacer algo con ello, de lo contrario es como “empezar la casa por el tejado”.

Así que puedes empezar por identificar tus peores miedos y entender de donde vienen. Lo cierto es que muchas veces esto es realmente difícil y necesitarás recurrir a un/a psicólog@ especializad@.

2 – Empieza a pasar por el filtro de la razón de tu diálogo interno:

¿Por qué lo que no consentirías que te dijera otra persona, te lo dices a ti misma? Nuestro diálogo interno es fundamental a la hora de construir nuestra autoestima. En personas con una autoestima sana este diálogo suele ser compasivo y positivo.

Pero en aquellas con la autoestima baja se convierte en todo lo contrario, aparece una voz crítica que se desprecia constantemente. Recuerda que no porque sientas algo significa que automáticamente es verdad.

3 – Escribe un diario de gratitud

La gratitud es una fortaleza que está estrechamente relacionada con la autoestima. No solo podemos ser agradecidos en las relaciones con l@s demás sino también en la relación que mantenemos con nosotros mismos. Por eso te sugiero que dediques dos minutos al final del día a escribir al menos tres razones por las que estás agradecida.

4 – Identifica y mejora tus fortalezas

Aunque es frecuente que las personas con baja autoestima tengan serias dificultades para identificar lo que se les da bien, lo cierto es que todos tenemos nuestros puntos fuertes y la capacidad de desarrollar cosas que se nos dan especialmente bien.

Si todavía no has encontrado tus fortalezas, te propongo que hagas la siguiente práctica: piensa en 5 logros que hayas conseguido a lo largo de tu vida (hacer una carrera, trabajar donde querías, aprender una nueva habilidad… ) e imagínate que ese éxito lo hubiera conseguido una persona querida:

¿Qué le dirías?, ¿Qué pensarías de él/ ella? Luego piensa qué características personales positivas son necesarias para conseguir cada uno de esos logros: la curiosidad, la valentía… una vez que lo tengas claro, habrás identificado algunas de tus fortalezas.

5 – Utiliza modelos

Utiliza modelos de personas con una autoestima sana como fuente de inspiración o sé tú un modelo para la gente de tu alrededor: rodéate de personas que saben reconocer sus fallos con sinceridad, pero sin culpa, que saben elogiar, pero con razones para ello. Tú también puedes ayudar a otras personas a darse cuenta de cómo esas afirmaciones absolutas sobre su persona no son objetivas.

Desarrollar una autoestima sana es un camino personal que requiere compromiso y trabajo. En muchos casos, sólo con la aplicación de estas ideas no va a ser suficiente. En este caso podría serte de gran ayuda una profesional como yo que soy psicóloga especializada en autoestima.

Otras publicaciones

Para ver todas las publicaciones dirígete al BLOG y a la portada para descubrir muchos más artículos sobre salud y mujer

resiliencia definicion
efectos de la marihuana en el cerebro
como superar una depresion
Amaxofobia: El miedo a conducir
que es el suicidio
benzodiazepina
chem sex

Pin It on Pinterest

Share This