Desde hace años se conoce que determinadas conductas sexuales están muy relacionadas con el uso de alcohol y otras sustancias ilegales como la cocaína, las anfetaminas, el éxtasis, los poppers… Si bien es cierto que el uso de drogas en contexto de prácticas sexuales no es un hecho nuevo, el interés en este campo ha aumentado en los últimos años en contexto del fenómeno de Chemsex.
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Dra. María Robles Martínez. Psiquiatra en Barcelona. Especialista en adicciones, patología dual, trastornos de ansiedad y depresión.
¿Qué es esto del Chemsex?
Este término viene de juntar dos palabras inglesas “chemical” (químico) y “sex” (sexo), lo que sería algo así como sexo químico. Por ello chemsex hace referencia al uso consciente e intencionado de determinadas sustancias psicoactivas para mantener relaciones sexuales.
Según la definición del European Forum Chemsex, estas prácticas sexuales definidas como chemsex estarían ligadas a la cultura gay: hombres que tienen sexo con otros hombres, transexuales estaría restringido este término a hombres gais o bisexuales, también otros hombres que tienen sexo hombres y personas trans, no entrando las mujeres en la definición.
Pero tampoco todo el consumo de sustancias en la esfera sexual sería chemsex, sino que se excluyen: los consumos de drogas en contexto de prostitución, los consumos en ambientes de intercambio de parejas y en los swingers, ya que en estos ambientes se dan unas formas de consumo muy diferentes a lo que sería el chemsex.
Chemsex es el uso de sustancias psicoactivas para mantener relaciones sexuales que a menudo tienen lugar durante varias horas o incluso días, y que suelen participar múltiples personas compartiendo parejas de manera simultánea. Una manera habitual de practicar el chemsex es en saunas o en sesiones que tienen lugar en domicilios particulares.
Se hace una quedada entre dos o más personas y se inicia el consumo de sustancias, que posteriormente da paso a las prácticas sexuales durante horas y días. En estas horas se pierde el control de consumo y también de las prácticas sexuales, al igual que de las parejas sexuales y de las medidas de protección individual y de higiene.

Algunos de los factores que se han identificado con esta manera de consumir sexo y sustancias son: los encuentros sexuales se suelen dar en sesiones con varias parejas sexuales, ya sea en grupo o secuencialmente; referencias sexuales, códigos y diversas fantasías que soportan la parafernalia y las formas de consumo, el uso de determinadas sustancias en las relaciones sexuales y, también, la introducción de nuevas vías de consumo, como puede ser el slam.
El slam o slamming consiste en la inyección de sustancias de consumo por vía parenteral, aunque esto no es lo más frecuente, afortunadamente.
Antes de nada, hemos de dejar muy claro que no todas las personas homosexuales consumen sustancias psicoactivas para mantener relaciones sexuales.
Pero para poder entender el fenómeno del chemsex hemos de entender algunas de las características de este colectivo gay en concreto: tienen una manera particular de vivir la sexualidad, y esto está influido por un conjunto de elementos: elevada permisibilidad y tolerancia respecto al uso de drogas para mantener relaciones sexuales, elevada accesibilidad a las drogas (que también viene favorecido por las Apps de contactos gais, que cuentan con unos códigos específicos para descifrar las sustancias que se ofrecen), el uso elevado de tecnologías y el uso de tecnologías para mantener encuentros sexuales, además de la cultura del uso de saunas y de los encuentros sexuales esporádicos o de sexo casual.
Se ha de tener en cuenta que, en España, el consumo de sustancias entre los hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con otros, es elevado. Se estima que esta población consume hasta cinco veces más sustancias psicoactivas que la población general.
¿Desde cuándo se conoce este fenómeno?
La primera vez que se habló sobre Chemsex fue en Londres en 2001, pero rápidamente se ha difuminado por toda la literatura, tanto mundial como europea, debido a las dinámicas de este fenómeno. En la literatura científica se pueden encontrar múltiples artículos científicos desde 2012, sobre todo en el campo de la medicina de enfermedades infecciosas, ya que es un fenómeno que tiene mucho riesgo y se relaciona en muchas ocasiones con el VIH y el virus de la hepatitis C, además de otras enfermedades de transmisión sexual.
Uno de los factores que ha influido en el desarrollo y la difusión del fenómeno de Chemsex ha sido internet, y sobre todo las aplicaciones de citas o contactos a través de la geolocalización. Esto que ha propiciado la rapidez en la búsqueda de parejas sexuales cercanas, así como la difusión de la cultura del consumo de sustancias.
En estas apps a menudo se pueden encontrar referencias de sustancias de manera encriptada mediante emoticonos, o también con letras y números, lo que ayuda a poder encontrar rápidamente a personas que quieran utilizar o que posean este tipo de sustancias para mantener relaciones sexuales.
¿Dónde se consume?
Hemos explicado que suele realizarse entre dos o más personas, pero es cierto que también se puede practicar en solitario mientras se interacciona online con otras personas que están consumiendo, o simplemente viendo pornografía.
Pero lo más frecuente es que las sesiones de chemsex se realicen en casas de particulares, o también en varios sitios orientados al colectivo gay como pueden ser saunas, hoteles, fiestas privadas, cuartos oscuros, lugares de cruising o clubes de sexo.
¿Cuáles son las sustancias más frecuentemente utilizadas?
Las principales sustancias utilizadas son mefedrona, γ-hidroxibutirato/ γ-butirolactona (GHB/GBL) y la metanfetamina, aunque se ha descrito también el uso de otras sustancias otras como cocaína, poppers, MDMA, otras catinonas sintéticas y ketamina además de alcohol o inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (como podría ser la viagra).
Y según los expertos, estos consumos van elevándose año a año; según datos del Servicio Antidote (ONG LGTBI) de Londres, en 2012 se produjo un aumento del 85% del uso de metanfetamina, GHB/GHL y mefedrona respecto 2005 en hombres homosexuales o bisexuales, principalmente en contexto de prácticas sexuales.

Además, también se ha de tener en cuenta que en las sesiones de chemsex lo que predomina es el policonsumo, es decir el consumo de 3 o más sustancias psicoactivas diferentes, lo que incrementa los riesgos relacionados con el uso de estas drogas, además de las potenciales interacciones entre éstas y también de las interacciones farmacológicas que pueden tener con los fármacos que estas personas toman. Y en este sentido se ha de hacer especial mención a los tratamientos antirretrovirales utilizados por pacientes Seropositivos.
Respecto a los consumos, lo que se ha visto es que no solamente se observan diferencias en el consumo de las diferentes sustancias psicoactivas según la ciudad o el país, sino que también se dan cambios a lo largo del tiempo en un determinado lugar.
Esto viene motivado en muchas ocasiones por variaciones en el precio de las sustancias, la calidad o también por ponerse de moda una u otra determinada sustancia.
Un ejemplo de esto es la metanfetamina, también llamada Tina, que es una sustancia que en los últimos años ha incrementado mucho su consumo, probablemente debido a un coste menor que la cocaína y que tiene un mayor efecto estimulante.
¿Cuáles son las principales consecuencias del chemsex?
Actualmente se sabe que es un problema importante en España, ya en 2017, en Barcelona y Madrid se identificó el fenómeno de Chemsex como un problema de salud pública debido a que el consumo problemático de dichas sustancias puede suponer consecuencias negativas a nivel físico, mental, social y relacional.
Dentro de los efectos negativos del chemsex se han descrito situaciones de depresión respiratoria debido a una sobredosis de GHB o GBL (sobre todo si se mezclan con alcohol), episodios de lagunas de memoria o de pérdida de consciencia, lo que da lugar a situaciones de gran vulnerabilidad a ser víctima de abusos sexuales o robos de pertenencias personales.

Otras consecuencias tienen que ver con la esfera sexual como problemas de disfunción sexual, y también enfermedades o infecciones de transmisión sexual tales como el VIH, la hepatitis C, la sífilis, la gonorrea…
Además, las personas que realizan chemsex pueden acabar padeciendo adicciones tanto físicas como psicológicas a las sustancias que consumen; pueden presentar síndromes de abstinencia o intoxicaciones graves, y además, como consumen varias sustancias en la misma sesión, estos efectos se pueden potenciar o contrarrestar unos a otros.
Y entre los efectos psicológicos podemos destacar: ataques de pánico, insomnio, episodios de psicosis, depresión, agresividad e intentos de suicidio.
Además, por otra parte se alteran las rutinas diarias, sobre todo las de los primeros días de la semana, ya que los lunes y los martes tienen que recuperarse de los efectos de las sustancias y de lo acontecido durante las sesiones (que suelen ser en fin de semana).
Por ello también tienen problemas laborales, directamente relacionados con la asistencia al trabajo y el rendimiento, así como la concentración; y también problemas de tipo relacional debido a la inestabilidad que presentan y a las conductas extrañas objetivadas por su entorno.
¿Por qué se lleva a cabo a pesar de todo esto?
Casi todos los estudios publican que el motivo más poderoso de todos para mantener este consumo de sustancias para tener relaciones sexuales, es la búsqueda de experiencias sexuales que a nivel sensorial sean mucho más poderosas o gratificantes.
Lo que buscan es el incremento del deseo y la desinhibición sexual, de las fantasías sexuales, de los orgasmos, tener mejores erecciones, retardar la eyaculación para mantener más tiempo de relaciones sexuales y también recuperarse más rápidamente de un orgasmo con la finalidad de mantener más relaciones sexuales.
En esta línea, muchas veces también se practica chemsex con la finalidad de buscar fusionarse con las otras personas, perder los límites corporales y sentir que se pertenece a un colectivo debido a la gran conexión e intimidad emocional que describen.
Y también, no hemos de olvidar otros factores como mejorar la autoestima y además la evasión o la búsqueda de una vía de escape a los problemas, o la búsqueda de estrategias para afrontar la homosexualidad. También en este sentido puede usarse para disminuir los sentimientos de soledad o de angustia.
Por todo ello es muy importante realizar una evaluación del estado de salud física, psíquica y social de la persona que practica chemsex, pues suele ir ligada a factores psicológicos que se pueden abordar en la consulta de salud mental y se pueden fortalecer aquellas áreas que buscan la evasión mediante el consumo, sin ser capaces de ver más allá del placer efímero.
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