¿Cuál es la diferencia entre malabsorción e intolerancia a la lactosa?

La malabsorción de lactosa (también llamada hipolactasia) es la consecuencia de una disminución de la capacidad del intestino para digerir completamente la lactosa, y es debida a la deficiencia en la enzima necesaria para tal función: la lactasa. Existen dos tipos fundamentales de malabsorción de lactosa en función de su origen.

1. La deficiencia primaria de lactasa o hipolactasia del adulto tiene origen genético. Es el tipo más frecuente y es permanente. Su frecuencia varía según los países y el origen étnico; en este tipo, la lactasa va disminuyendo progresivamente, pero no hay un patrón conocido para establecer el momento en el que la actividad enzimática comienza a disminuir.

2. La deficiencia secundaria de lactasa está causada por alguna lesión en la mucosa intestinal. Se da en individuos con una capacidad de síntesis de enzima normal en los que se produce una alteración del intestino. Entre sus causas está la enfermedad celiaca, la enfermedad de Crohn, las gastroenteritis graves, las enteritis inducidas por radioterapia, etc.

En estos procesos se conserva generalmente la capacidad de restaurar la actividad de la lactasa una vez desaparecida la causa subyacente; por lo tanto, es reversible.

Por otra parte, la intolerancia a la lactosa consiste en la aparición de síntomas gastrointestinales tras la ingesta de leche o productos lácteos. Los síntomas más comunes son: diarrea, dolor abdominal, distensión abdominal, hinchazón y gases. Otros síntomas, aunque mucho menos frecuentes, incluyen náuseas y vómitos, dolores de cabeza, mareo, cansancio, dolor muscular o sinusitis; síntomas que en ningún caso son específicos de la intolerancia a la lactosa.

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¿Existen diferentes grados de intolerancia a la lactosa?

La intensidad de los síntomas por intolerancia a la lactosa es diferente de unos individuos a otros, y depende de factores como la cantidad de lactosa ingerida y la frecuencia de dicha ingesta, la concentración de lactasa, la edad, el grupo étnico, la velocidad del vaciamiento gástrico, la sensibilidad intestinal, y la microbiota.

Esto explica por qué hay personas que tras consumir pequeñas cantidades de lácteos presentan síntomas y otras sin embargo necesitan cantidades mayores para tener los mismos síntomas.

 

¿Cómo es de frecuente la malabsorción de lactosa?

Se calcula que en todo el mundo aproximadamente el 70 % de la población es lactasa no persistente, es decir, tendrá malabsorción de lactosa a partir de un determinado momento de su vida.

Es extraordinariamente frecuente en las poblaciones de origen africano y asiático: superior al 70%.

Aunque en Europa la frecuencia de hipolactasia primaria no es tan alta como en otras zonas del mundo el problema es importante.

A diferencia de los países con alta prevalencia, como Japón y China, en nuestra cultura la lactosa está presente en la dieta de modo generalizado.

En España se estima que la prevalencia de la malabsorción de lactosa primaria en adultos es del 20-25%.

intolerancia a la lactosa en distintos países del mundo

Frecuencia de malabsorción de lactosa en distintos países del mundo

¿Qué importancia tiene la malabsorción de lactosa?

La malabsorción de lactosa, y consecuentemente su intolerancia, pueden ser un problema médico por dos razones fundamentales.

Primero, la dieta está ancestralmente adaptada a los tolerantes a la lactosa, proviniendo de los lácteos una parte significativa de los nutrientes esenciales de una dieta equilibrada, como es el calcio, la vitamina D, la riboflavina, las proteínas, etc.; como se ha dicho anteriormente, esta situación no se da en el continente asiático, pues su dieta está adaptada a los intolerantes a la lactosa.

En segundo lugar, la lactosa está presente en infinidad de productos más allá de los lácteos, como helados, salsas, carnes procesadas, margarinas, fiambres, embutidos, comidas preparadas, etc.

En consecuencia, la importancia de la malabsorción de lactosa proviene de diversas circunstancias: hay muchas personas que conviven de modo permanente con síntomas que repercuten negativamente en su calidad de vida; en ocasiones, y debido a las molestias persistentes, se realizan múltiples pruebas diagnósticas para descartar otras patologías digestivas, como consecuencia de la poca especificidad de los síntomas; se puede llegar a un desequilibrio en la dieta en aquellas personas que eliminan los lácteos, y no reajustan su forma de comer.

¿Por qué se producen los síntomas de intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa es la respuesta sintomática tras la ingesta de productos lácteos en pacientes con malabsorción de lactosa.

Cuando existe un déficit de lactasa, la lactosa no digerida llega al colon y es fermentada por las bacterias, produciendo hidrógeno, metano y dióxido de carbono; esta flora; en algunos casos es hiperproductora de hidrógeno, lo que hace que la intolerancia sea más acusada.

Esta fermentación también produce ácidos grasos de cadena corta, que disminuyen el pH intestinal. La consecuencia de ambos procesos es el aumento de gases, flatulencia y diarrea.

Otros factores que favorecen la aparición de molestias en los pacientes con malabsorción de lactosa son la hipersensibilidad intestinal, fenómenos de microinflamación y, en algunos casos, a otros componentes de los lácteos.

Así, algunos pacientes padecen una alergia a caseína y/u otros componentes de la leche que, en parte, provoca síntomas similares, pero con una etiología totalmente diferente e independiente de la lactosa.

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¿Qué síntomas hacen sospechar una posible malabsorción de lactosa?

Los síntomas más frecuentes que hacen sospechar de una malabsorción de lactosa son: meteorismo, flatulencias, hinchazón abdominal, dolor cólico abdominal, borborigmos, vómitos y diarrea.

Si el paciente es intolerante, esta sintomatología suele presentarse a partir de los 30 minutos después de la ingesta de lactosa y puede durar hasta 6-12 horas, pero no siempre es fácil encontrar esa asociación de modo suficientemente claro ni por el paciente ni por el profesional.

¿Cuáles son las consecuencias clínicas de una dieta de exclusión de lactosa?

La exclusión de la lactosa de la dieta de los intolerantes produce mejoría clínica a corto plazo. Sin embargo, una dieta de exclusión prolongada, sin un ajuste adecuado, implica un déficit en la ingesta recomendada de otros nutrientes, como el calcio.

De aquí la importancia de no retirar completamente los lácteos, pues es sabido que la mayoría de los intolerantes a la lactosa pueden digerir una cierta cantidad de este azúcar sin aparición de síntomas.

Además, recientemente se ha comprobado que la lactosa que no se hidroliza en el intestino delgado es necesaria para mantener una microbiota intestinal sana y mejorar el sistema inmune.

Una dieta de exclusión de lactosa solo estaría recomendada en aquellos casos en los que la intolerancia a la lactosa es secundaria a otras patologías digestivas, previamente confirmadas, y en aquellos individuos hipolactásicos intensos y con una sensibilidad muy alta a la lactosa.

En el primer supuesto el tratamiento consistiría en una retirada temporal, y en el segundo, al ser definitiva, se recomendaría una dieta reforzada para asegurar una ingesta adecuada de calcio.

Test y pruebas de intolerancia a la lactosa

¿Cuáles son las pruebas disponibles para el diagnóstico de malabsorción de lactosa?

La malabsorción de lactosa sigue estando infradiagnosticada, debido a que sus síntomas son inespecíficos y comunes a otras patologías digestivas. Además, se manifiesta de forma muy variable en los distintos pacientes.

En la actualidad, el diagnóstico a los pacientes con sospecha de intolerancia a la lactosa se realiza mediante los siguientes métodos:

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  1. Midiendo la actividad de la lactasa de modo directo en una muestra de mucosa intestinal, obtenida mediante biopsia. Tiene las desventajas de la invasividad, el coste, y que, debido a la expresión parcheada de la lactasa en el intestino delgado, puede tomase la biopsia de una zona que no sea indicativa del proceso general.
  2. Midiendo de forma indirecta las consecuencias de la deficiencia de lactasa. Estos métodos se basan en la administración de una sobrecarga de lactosa y determinar su absorción ya sea mediante una prueba del aire espirado o determinando en la orina o en la sangre glucosa o galactosa (productos resultantes de la hidrólisis de la lactosa por la lactasa).
  3. Analizando en sangre una o varias de las mutaciones en la región reguladora del gen de la lactasa intestinal. Este método mide la predisposición a la deficiencia de lactasa, no puede diagnosticar hipolactasias secundarias, ni tampoco intolerancia a la lactosa.
  4. Midiendo los niveles de lactasa intestinal mediante la administración oral de Gaxilosa (un disacárido sintético que se hidroliza por acción de la lactasa en dos productos: galactosa y xilosa) y la determinación de xilosa en la orina. Este método está contraindicado en pacientes con insuficiencia renal grave y aún no está autorizado en población pediátrica.
  5. Evaluando qué ocurre con los síntomas al retirar la lactosa de la dieta durante dos semanas, y volverla a tomar posteriormente. Se utiliza en aquellos centros donde no se dispone de equipamiento diagnóstico, pero es muy imprecisa.

Como la vida misma: dos mensajes prácticos.

Cuando pregunto a mis pacientes si toman lactosa, a veces me dicen “No, ya he notado que me sienta mal. Siempre tomo leche sin lactosa”. “¿Y queso?”, insisto yo. “Queso sí” me responden. “Ah, quizá es por eso que se sigue sintiendo mal” les digo entonces.

Recuerde, no sólo hay lactosa en la leche también en otros muchos productos, y especialmente el queso.

Por otro lado, cuando prescribo un medicamento es frecuente que me digan: “Doctor, recuerde que tengo malabsorción de lactosa, no vaya a tenerlo ese comprimido o cápsula”. Aquí hay recordar que la intolerancia a la lactosa se debe a su malabsorción y no a una alergia.

Por tanto, las molestias dependen de la cantidad ingerida. La cuantía de lactosa de los medicamentos es tan pequeña que, salvo en casos muy excepcionales, no debe producir síntomas. Hasta hay un estudio que así lo demuestra

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